Actividades para bebés: Jugar con sonajeros
Para cualquier tipo de educación, ya sea un método Montesori u otros, es necesario disponer de diferentes materiales con los que preparar
actividades, que permitan desarrollar sus habilidades, gracias a un aprendizaje que pase por la experiencia de tocas las cosas.
Estas experiencias prácticas ayudarán a mejorar el conocimiento del mundo que les rodea. Nuestra tarea, consistirá en ofrecer al niño los medios y las condiciones para que los pequeños puedan llevar a cabo su propia educación autónoma y alegre.
Como se dice, no es necesario que nuestros hijos tengan una cantidad de juegos ilimitados.
Ellos necesitan los artículos adecuados y en el momento indicado y para ellos nos bastaría teniendo un juguete de cada (uno de formas, uno de números, uno de colores, etc.), y cambiarlos periódicamente proponiendo uno como sustituto de otro.
Los sonajeros permiten a los niños aprender por medio de la acción, acompañando poco a poco en los procesos de abstracción.
Son fundamentales para las primeras experiencias sensoriales y ayudarán a los pequeños, de entre otras cosas, a afianzar sus progresivas conquistas del lenguaje, la aritmética y la geometría, hasta su profundización cultural en la geografía, la historia, la literatura, etc.
Los sonajeros nos permiten, debido a sus materiales, formas y colores, ser un gran objeto de aprendizaje.
Para introducir estos sonajeros María Montesori sugería que se presentaran en tres fases:
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Informar a los hijos sobre el material:
- En el caso de los juegos con sonajeros, los papás enseñan la figura al bebé y lo acompañan con “Esto es un mono”. Le damos el sonajero para que lo exploren e intentamos que repita su nombre. Luego repetimos la operación con otras figuras como por ejemplo una jirafa y un hipopótamo.
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Reconocer el material por su nombre:
- Se colocan los sonajeros frente al niño y se le pide que coja uno de ellos, por ejemplo, la jirafa, e intentamos que diga su nombre.
Si el niño no lo hace correctamente, por ejemplo, cogiendo uno que no es, no se le debe informar del error, y simplemente le indicamos el nombre del sonajero que ha cogido, lo cogeremos con la mano para observarlo y se lo devolveremos.
Luego, cogeremos la figura correcta, en este caso la jirafa, la exploraremos y repetiremos su nombre antes de dársela al niño, repitiendo el punto 1, tal y como hemos comentado antes.
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- Esta es una fase muy importante, y la podemos repetir con muchas variaciones como, por ejemplo, pidiendo al niño que coloque la forma en algunos lugares, que la agarre con una parte del cuerpo específica, o que la reconozca entre otros objetos de la habitación.
Hasta que creamos que el niño no haya adquirido la información sobre la forma, no pasaremos a la siguiente fase.
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Recuperar el material.
- En esta ocasión invitaremos al niño a nombrar el sonajero que agarremos con la mano, preguntándole: “¿Qué es esto? En caso que no consiga decir el nombre exacto, deberíamos volver a la fase 2.
- Para realizar este juego, os proponemos nuestro “Pack regalo – Mini África” que consiste en nuestros tres sonajeros hechos a mano.
Mafalda el mono, Elio la jirafa y Ettore el hipopótamo, perfecto para empezar a identificar sus colores, formas y nombres, y además concienciando a los niños de la utilización de materiales ecológicos, reciclados y sostenibles.
Lo que perjudica al bebé
Hay muchas practicas habituales que no favorecen el desarrollo del bebé, no solo el motor, porque como hemos visto, todo está interconectando.
Que algo “siempre se haya hecho”, por lo tanto, no significa que sea adecuado que se hubiera podido hacer de una forma más respetuosa. Hoy en día tenemos información para poder distinguir lo que favorece al niño y lo que le perjudica.
Por otro lado, en el mercado nos venden de todo, y por esa razón nosotros no queremos seguir la industria. Los padres, queriendo lo mejor para nuestros hijos y pensando en que “si lo venden será por o para algo”, compramos.
Pero tenemos que saber una cosa muy importante y es que muchos de los objectos y aparatos que venden destinados para el bebé no son adecuados, muchos de ellos le perjudican y a pesar de ello, se permite su fabricación y posterior venta.
¡El andador es un buen ejemplo porque no favorece el movimiento!
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